Es probablemente el mejor navegador web nativo que tenemos en Linux y sin embargo es el gran ignorado. GNOME Web evolucionó desde el antiguo Epiphany hasta convertirse en lo que es hoy en día: una ventana sencilla a internet sobre un WebKit pelado y estándar, que aunque no sea la revolución ideal contra el «monopolio» de Blink y la base Chromium sí aporta un aire fresco con su ligereza. En varias ocasiones he intentado que sea mi navegador por defecto, pero a pesar de las continuas mejoras quedó relegado a un papel secundario, usándolo de vez en cuando por placer o ciertas necesidades. Sus defectos empañan una experiencia que podría ser redonda, pero a pesar de eso merece la pena probar y apoyar.
Hay que reconocer la enorme labor de GNOME, ya que no es común ver tanto apoyo en un navegador independiente cuya cuota de mercado es y será irrisoria. Sin embargo la seriedad con la que afronta el proyecto es digna de alabanza, arrojando novedades continuas que poco a poco le hace estar más cerca de esa alternativa que buscamos. ¿Será posible en algún momento no muy lejano? Por ahora la versión 44 fue un salto adelante que merece comentarse para apreciar qué tenemos enfrente.
Lo bueno
En primer lugar hay que enumerar las múltiples facetas positivas de Web que llevan un tiempo entre nosotros: es bonito y minimalista, ligero, usa libadwaita, tiene un bloqueador de anuncios integrado, y posee una elegante navegación por gestos que podremos disfrutar si usamos Wayland. Además es un puntazo que sea compatible con Firefox Sync, perfecto para mantener en la nube todos nuestros marcadores e historial, así como poder usar ambos navegadores indistintamente sin preocuparnos de importar y exportar datos.
Entre sus recientes incorporaciones encontramos la aceleración por hardware (que comentaré un poco más adelante), la compatibilidad experimental con las extensiones de Firefox o la propuesta de añadir el nuevo visor de pestañas que ya podemos disfrutar en Console. La función de extensiones no viene activada por defecto, obligándonos a usar Dconf Editor para hacerla usable en la ruta org/gnome/epiphany/web y habilitando enable-webextensions. Una vez activado sólo tenemos que ir a Mozilla Add-Ons, buscar la extensión que deseemos y hacer clic en el botón «Descargar archivo» para obtener el fichero con la extensión «.xpi». Acto seguido abrimos las preferencias de Web y en la pestaña «Extensiones» hacemos clic para añadirlas, buscando el archivo que hemos descargado antes.
Lo no tan bueno
Es una pena que todos esos puntos a favor a veces no se traduzcan en resultados satisfactorios. Quizás sea que las webs se han vuelto cada vez más pesadas y dependientes del hardware, quizás sea lo mal que gestiona esa aceleración al usar un elemento como GStreamer… o probablemente una mezcla de ambas. Al final tras un largo periodo de uso o en páginas exigentes se empiezan a notar tirones, por no hablar cuando parece que se satura en servicios de streaming o plataformas como WordPress. Durante la creación de este artículo, que fue escrito en Web, ha dado algunos cuelgues y problemas con el autoguardado y las previsualizaciones, cosa nada agradable de experimentar cuando un navegador debería desenvolverse bien en tareas tan rutinarias. Hasta en un par de ocasiones me reinició la sesión de usuario, quizás por la citada saturación y algún bug. Esos invonvenientes casi siempre fueron un problema sin resolver, y es frustrante cómo al «apretarle» un poco se notan sus puntos flacos hasta que termina petando como una palomita en el microondas. No tiene por qué pasar en todas las versiones ni en todas las distros, pero parece que es una experiencia bastante común.
Respecto a las extensiones, al estar en fase experimental no podemos pedir mucho. Creo que a veces ni siquiera funcionan aunque estén activadas, al menos las que he probado: DuckDuckGo Privacy Essentials no arroja ningún feedback que nos permita saber si está haciendo su trabajo, y la de ignorar los mensajes de las cookies parece que es un cero a la izquierda porque dichos popups salen igualmente. Hasta que cuaje no sabremos si esta función llegará a buen puerto siendo, al menos, un 80-90% funcional.
GNOME Web es un diamante con muchas impurezas que pulir. Su desarrollo es muy activo pero cuando arregla una función las nuevas empiezan a cojear. En usos sencillos es un buen navegador y se le ve con un potencial enorme, sin embargo las crecientes exigencias de consumo y creación de contenido lo matan al no poder estar a la altura de su competencia más directa. Web intenta unir lo mejor de los mundos WebKit y Mozilla, siendo un campo fértil sobre el que moldear una de las propuestas más interesantes para el escritorio de Linux.
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